lunes, 11 de enero de 2010

No previsto

Día lluvioso. Calle desierta. En la cafetería, las sillas comienzan a encontrar su sitio, se oye el tintineo de las cucharas, que empiezan a desfilar sobre los platos de café, junto a las silenciosas bolsitas de azúcar. Preparadas un día más.
Sobre la mesa de siempre otra vez el cuaderno. Encima la pluma. Se sienta y coloca las gafas sobre la mesa. Hoy pedirá un café solo. Frota sus ojos. Respira hondo. De fondo el sonido de las primeras bolas retumbando en el bombo de la navidad. Recuerdos. Vuelve a colocar sus gafas.
Se abre la puerta del bar. Sin hacer ruido, entre una chica bajita, y pelirroja con el pelo corto y poco peinado se sienta en la barra, deja su paraguas a un lado, aún no sabe qué se lo dejará olvidado. Guarda en el abrigo las llaves de la oficina que aún lleva en la mano. Hoy Claudia tiene la mirada perdida, tiene esa cara de alegría y preocupación del que recibe una noticia que no espera. Hoy ha llegado 30 minutos antes que de costumbre, necesita tomarse algo tranquila. – Claudia que madrugadora, ¿lo de siempre? - Hoy no será un café, tomaré una tila. No tengo yo el estomago… - El camarero, como buen anfitrión obvia hacer preguntas indiscretas y la sirve sonriente. Claudia supera ya los treinta años. Trabajadora incansable, discreta y eficiente, la secretaria que todo jefe querría entre sus empleados. Y que todavía ningún jefe ha sabido valorar. Claudia acabó la carrera de Historia. Siempre tuvo claro que conseguiría lo que se propusiera. Empezó la carrera sintiéndose extraña entre una jauría de mujeres, que no paraban de hablar de hombres, y ella no llego a comprender qué si lo que realmente buscaban era un marido que las mantuviera, empezarán una carrera universitaria. Hoy se acordaba de ese pensamiento y sonría tristemente. Ahora era una mujer independiente, sin ataduras. Claudia, está embarazada. Suena un móvil, recibe la primera llamada del día, deja el dinero justo sobre la barra, saluda al camero. Comienza un día más de trabajo.
No se lo esperaba. Cierra la pluma. Con la mirada fija sobre el papel. A veces por mucho que uno crea controlarlo todo. La vida te sorprende con algo nuevo, algo fabuloso, algún nuevo reto que afrontar. Acaba de tomar el último sorbo de café. Guarda el cuaderno.

3 comentarios:

  1. Se nota que hay sentimiento en lo que escribes, que es auténtico, un blog que parece que está empezando pero que pinta muy bien, enhorabuena y ánimo para seguir con él.
    Un saludo

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  2. Vaya! Grata sorpresa encontrarse con comentarios como el tuyo. Muchas gracias por tus bonitas palabras que animan a seguir escribiendo. Saludos

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  3. Me encanta!!!! voy a coger por costumbre leer cada dia un mini relato!! asi que animo y sigue escribiendo!!

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