miércoles, 17 de marzo de 2010

La cápsula del tiempo


Al anochecer contó cinco pasos al Este del roble y, enterró la pequeña caja. Se sentó a disfrutar de los últimos rayos de sol antes que la noche tiñera de negro aquel espectáculo.

Pasaron los días, y las semanas se convirtieron en años.

Al amanecer cuando el sol comenzaba a colorear poco a poco el paisaje, recuperó la oxidada caja, en su interior habían estado esperándole: el tren de madera, ceras de colores, algunas cartas y dibujos… Todo lo necesario para reencontrarse con el niño que había olvidado.