jueves, 4 de noviembre de 2010

De la emoción y la lectura


Aferrada a aquel libro la mujer suspiraba. A cada momento libre se zambullía en aquel mundo paralelo, devoraba aquel texto horas y horas.

Ahora con un nudo en la garganta, lucha por no derramar una sola lagrima, había llegado al desenlace en mitad de aquel vagón de metro.

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